jueves, 14 de febrero de 2013

Chicas ...hasta ahi los capitulos. se que no son muchos pero hoy ise un maraton de 10 capitulos que eran los que faltaban para terminar la primera temporada mas otros capitulos de esa misma temporada de esta nove y con estos ya son muchos asi que alrato a mañana las sigo :)
Capitulo 9:


-¡No me toques! –dije.

Estaba en la habitación de benjamín. Aquel tipo William estaba sentado a lado de mi viéndome, realmente estaba muy incómoda. ¿Acaso William seria el nuevo benjamín? No, William según benjamín seria nuevo en su mundo. Nuevo en su mundo de mujeres, sexo, drogas y alcohol.

-¡Vamos tócala! –gritaba benjamín hacia William.
-Yo, no estoy seguro benjamín –dijo William- Creo que las mujeres son hermosas y no son solo para utilizarse

¡Dios alguien que me entendía! Le regale una sonrisa a William y hable sin producir ningún sonido ‘Gracias’ Benjamín nos observó, quito a William de su lugar y se colocó a mi lado.

-Observa te enseñare –dijo benjamín.
-Espera –dije- ¿Crees que soy tu juguete? No puedes hacer esto
-¿No puedo? –pregunto.

Solo sentí como mi mejilla ardía, no me lo había imaginado. Él me había golpeado, vi como William nos observó, cerró sus ojos desde aquel golpe y fue cuando supe que William solo era una víctima más de benjamín. Él estaba ahí a la fuerza. Metí mis dedos en mi boca, cuando los saque estos estaban empapados de sangre.

-¿Puedo o no puedo? –grito.

No hubo respuesta alguna de mi parte, solo agache mi cabeza y me quede callada. Sentí como paso su mano por mi cintura y coloco sus labios que ya eran un completo desagrado para mí en mi boca. Me recostó en la cama y subió encima de mí, vi a William como nos observaba y en su mirada podía ver algunos sentimientos de odio y tal vez asquerosidad por parte de benjamín.

-¿Lo ves? Ahora hazlo tú –dijo benjamín parándose de encima mío.
-Te dije que no –dijo William.

Vi como Benjamín miro con una mirada bravucona a William. Benjamín le tiro un golpe a William pero este ¿Lo detuvo? Ambos comenzaron a pelearse a golpes, podía ver como Benjamín estaba en el suelo en un par de segundos y me quedaba más que claro que William era mucho más fuerte que él.

-¿Estas bien? –Pregunto William dirigiéndose a mí- Lo siento, no se tu nombre
-____ –dije- Si gracias
-Vete ____, antes de que Benjamín se pare de nuevo –dijo.
-Muchas gracias enserio –dije.

Le agradecí a William, Salí de la habitación con miles de lágrimas que recorrían mis mejillas. Pude notar que aun salía un poco de sangre de mi boca, la escupí sin importarme en donde callera y seguí corriendo hacia ningún lugar en específico. Al final del pasillo pude ver una figura masculina, me detuve antes de llegar a ella y era a la persona que menos quería que estuviera en este momento: Baltazar.

-¡Espera ____! ¿Qué haces en la torre de los hombres? –Pregunto- Pensé que ya no venias aquí desde que Justin no está –dijo.

Desvié mi mirada de él y la dirigí hacia el piso.

-Estas… ¿Estas sangrando? –Pregunto, tomo mi mentón y lo vio con delicadeza- Estas sangrando –afirmo.
-Si –dije- Toda la gente sangra

Vio nuevamente mi mentón y hablo.

-Pero este es un golpe –dijo.
-Me golpee con la pared –dije.
-¿Fue Benjamín cierto? –pregunto.

Negué con mi cabeza y seguí caminando, estaba a punto de llegar a las escaleras cuando Baltazar tomo mi brazo y me volteo bruscamente hacia él.

-¡¿Fue Benjamín?! –grito.
-¡Sí! ¡Ya basta por favor! –Dije- Suéltame ¡Déjame sola!

Me solté de Baltazar y de nuevo millones de lágrimas recorrían mis mejillas. Baje las escaleras corriendo y sollozando. Varias personas me veían y solo observaban mientras susurraban con sus acompañantes. Unos minutos después llegue a mi habitación, entre a ella y cerré la puerta con toda la fuerza posible, me deje caer en cama y la única persona que me oía en este momento era mi cama, aquella que había pasado momentos irrepetibles.

-¿_____? –Una voz me interrumpió de mis lamentos- ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
-Nada patrice –dije- déjame sola por favor
-¡Mírate! –dijo.

Se acercó hacia mí y saco de unos de sus cajones un poco de rollo. Se sentó en mi cama y levanto mi mentón para ver mis labios rotos y mi mejilla que estaba algo rasguñada.

-¡Santo dios! ¿Quién te hizo esto? –pregunto.

Cortó un poco de rollo y comenzó a quitar la sangre que tenía y la nueva que comenzaba a aparecer. Me senté en la cama y le agradecí a patrice que hiciera esto por mí.

-Solo me caí –dije.
-¿Por qué hay rasguños en tu mejilla? –pregunto.
-emm no lo sé –dije.
-¡Vamos! Puedes confiar en mí –dijo.

¿Confiar en ella? ¿Eso era posible? Termine por contarle todo desde el principio, desde la primera vez que llegue al internado hasta este momento. Ella solo negó con la cabeza y me abrazo. Necesitaba un abrazo como estos, un abrazo de una amistad pero ¿En verdad podía confiar en ella? 
Capitulo 8:


Las lágrimas comenzaron a salir, comenzaron a salir de felicidad. Estaba realmente feliz, me recargue en su pecho y sentí como su mano pasaba por mi cabello, el trataba de consolarme pero ¿Por qué? Después de unos segundos pare y seque poco a poco las lágrimas, mis ojos me dolían un poco y a decir verdad sin verlos sabía que estaban hinchados. Le di un beso tierno a Justin y luego tome su mano para continuar caminando a ningún lugar en específico. 

-Se hace tarde –dije- y comienza a darme hambre
-¿No has comido? –pregunto.
-Vine sin desayunar –dije.

Rasco un poco su cabeza y hablo nuevamente.

-Creo que el auto esta por aquí cerca y ahí tenía un poco de comida –dijo.
-Perfecto, ¿Cómo están jazy y tú madre? –pregunte.
-Jazy bien y mi madre pues… Aún un poco asustada por lo que paso –dijo.
-Estamos en las mismas –dije.
-Si bueno, eso creo –dijo Justin- Bueno platiquemos del bebe ¿Cómo se llamara?
-No lo sé –dije- solo se una cosa, será niña 
-¿Niña? Bueno, seguro será igual de hermosa que tú –dijo.

Me sonroje un poco y lo bese. Continuamos hablando y caminando hasta que llegamos a su auto, no estaba tan lejos de donde estábamos. Ambos entramos al auto y Justin comenzó a conducir. 

-¿A dónde vamos? –pregunte.
-Te llevare de regreso al internado –dijo- pero mientras toma –saco del asiento trasero un sándwich- Come 
-¿Tan rápido? –Pregunte- ¿Tú no regresaras? 
-No puedo –dijo- Si regresara aun así me correrían por no ir a clases 
-Pero…Pero ¿qué hare con esto? –Pregunte- El embarazo
-Vendré a visitarte una vez a la semana, vendrás conmigo cuando tu panza comience a crecer –dijo.
-Espera… ¿Solo una vez? –Pregunte- Es muy poco 
-Es por la seguridad de los 3 –dijo- Benjamín no me puede ver ¿El sigue ahí? –pregunto.
-Si –agache mi cabeza.
-¿No te ha hecho nada verdad? –pregunto.
-No, bueno… eso creo –dije.

Metí aquel sándwich a mi boca y lo devoré en menos de dos minutos. Justin y yo nos quedamos callados hasta llegar al internado. Me dejo a varios metros de la entrada, antes de salir del auto me acerque hacia él y lo bese, lo bese como si nunca en mi vida lo volvería a ver. Sonreí y hable.

-¿Cuándo vendrás nuevamente? –pregunte.
-Bueno hoy es sábado ¿Qué te parece el miércoles? –pregunto.
-Bien el miércoles –dije- ¿En dónde nos veremos? 
-En el árbol, tú sabes cual –dijo y me beso.
Le correspondí aquel beso y Salí del auto. Antes de salir completamente Justin tomo mi mano y saco su cabeza por la puerta.

-Por favor cuídate ¿sí? –Pregunto- No quiero más tragedias 
-Lo prometo… Adiós –dije.

Salí del auto por completo, tan solo vi a lo lejos a Justin alejarse junto con el auto para luego perderse de mi vista. Toque mi estómago y lo acaricie, camine unos pasos y llegue a la puerta del internado. Entre a él y camine por todas las escaleras y llegar a mi habitación. Cuando entre no había nadie, solo un sobre sobre mi cama. Lo tome, lo abrí y lo leí.

‘Lo siento mucho por lo que paso anoche, no sabía lo que pasaba por mi cabeza. Perdóname y prometo que no volverá a pasar lo ocurrido. Nos vemos en el comedor a la hora de la cena.

Te quiere: Baltazar’

Cerré la carta y la metí nuevamente al sobre. La eche en una cajonera debajo de toda mi ropa y me deje caer en la cama. Estaba algo cansada a decir verdad, Justin y yo caminamos mucho en el día y simplemente necesitaba tomar un poco de agua. Cerré mis ojos y tome un poco de fuerza para poder levantarme e ir al comedor por un poco de agua y digamos que comer algo más. Cuando llegue en una mesa se encontraba benjamín. Me miro, lo mire ¡Diablos! Me di media vuelta y me topé con un chico, alto, igual de fornido ¡Nunca lo había visto! Le quise dar la vuelta para cuando tomo mi muñeca y me llevo casi a fuerza hacia donde estaba benjamín. Me sentó justamente en frente de él y aquel chico cuyo nombre no sabía se sentó a mi lado. 

-Hola preciosa –toco mi mejilla y luego paso aquella caricia a mi cuello- ¿Cómo estás? –pregunto.
-Suéltame –dije- ¿Quién es este? –pregunte. 
-William –dijo aquel chico que tampoco era tan feo.
-¿Me puedo ir? –Pregunte- No estoy de ánimos 
-¿Ir? ¿A dónde? –Pregunto benjamín- Los tres nos quedaremos aquí 
-Eso piensas –dije.

Me pare de la silla, solo me pare para cuando aquel ‘William’ Me obligo a sentarme nuevamente. Mire a mi alrededor, no había nadie… Solo nosotros tres.

-¡¿Qué es lo que quieres?! –Pregunte- ¡Suéltame! –mire a William con odio pero este no me soltó.
-¿Ya te olvidaste de todo lo nuestro? –pregunto benjamín.
-¿Nuestro? –Reí irónica- Hace semanas intentaste matarme –dije. 
-Cambie de opinión –dijo.

Dio una última probada a su comida, se paró de la mesa y se dirigió hacia mí. 

-Vamos William –dijo- Ayúdame a llevarla a mi habitación 
Capitulo 7:


Di unos cuantos pasos más, estaba más cerca. Tome su mano y la entrelace con la mía. Sentí como mi corazón se aceleraba cada segundo más.

-¿Cómo sabias que estaría aquí? –pregunte.
-Yo…yo iba directo al internado para buscarte –dijo- Entonces…te vi –suspiro.
-¿Cómo sabes que te perdonare? –pregunte.

Tenía mi orgullo hasta la cabeza aun no sabía por qué. Solo quería que el sufriera tal como lo hice yo. Solté su mano y me di media vuelta nuevamente, un aire recorrió por debajo de mi ropa y salió de ella. Camine unos cuantos pasos para cuando Justin tomo mi hombro e hizo que me volteara.

-Por qué te amo y me amas –dijo.
-¿Estás seguro de eso? –pregunte.
-Más que seguro –dijo.

Tomo de mi cintura y me llevo hacia él. Beso mi cuello y luego mi boca ¡Dios! Como necesitaba esos besos nuevamente, aquellos besos que me hacían suspirar y que me llevaban hasta las nubes. Aquellos besos que eran más que perfectos y repletos de sentimientos. Me deje caer en sus brazos, solamente él y yo podíamos oír mis sollozos, lo necesitaba con todo mi ser. Lo necesitaba a mi lado el resto de mi vida, era la persona que más amaba en este mundo.

-Te amo ¡TE AMO! –grite.

No me importaba que alguien nos escuchara, solo quería decirle lo que sentía. El me abrazo, me tuvo en sus brazos unos minutos. Me solté en sus brazos a llorar, el solo acariciaba mi cabello y secaba aquellas lágrimas lentamente.

-Por favor perdóname por dejarte sola estas semanas –dijo- Prometo no volverlo a hacer
-¿Me lo prometes? –pregunte.
-Te lo prometo –dijo.

Nos hundimos en otro beso apasionado. Las horas iban pasando y ambos no salíamos del bosque, nos habíamos recostado bajo un gran árbol gigantesco que nos daba una sombra espectacular. El me demostraba su amor de una manera tan especial y tan única en este universo en el que solo existíamos él y yo.

-Justin… –pregunte.
-¿Si? –pregunto.
-Si tú… Si tú tuvieras la oportunidad de ser padre ¿Cómo te sentirías? –pregunte.
-Bueno… Pregunta ilógica –dijo- Pero, si tuviera la oportunidad de ser padre… me sentiría… bueno, primero que nada alegre y luego vería con que mantenernos ¿Por qué lo preguntas? –pregunto.
-¿Sigo comprometida con tigo? –Pregunte- ¿Nos casaremos?
-Es lo que más deseo en este momento –dijo.

Me quite de sus brazos, tome su mano. Di un gran suspiro y era hora de decirle que ambos esperábamos a una hija, esperábamos al regalo de nuestras vidas ¿Cómo reaccionaría? No lo sé, si él no quería mantenerla esta bien… con tan solo que la ame y le dé el cariño necesario. Él sabía que le diría algo así que se sentó y presto mucha atención.
-Justin yo… -di un gran suspiro, sentía algo en mi estómago… era preocupación- Estoy embara…Embarazada –por fin me atreví a decir.

Abrió sus ojos y luego rasco su cabeza. Se quedó pensativo unos segundos y luego contesto.

-Wow –dijo.
-¿Wow? ¿Es todo lo que tienes que decir? –pregunte.
-_____ yo… -interrumpí.
-Veo que no te intereso –dije.

Me pare del zacate, acomode un poco mi pelo y me di media vuelta. Le di la espalda a Justin y comencé a caminar sin rumbo alguno ya que el bosque era realmente gigantesco y no tenía ni la menor idea de donde estaba en este momento.

-Espera por favor –aquella voz de Justin a lo lejos.

Continúe caminando sin si quiera voltear. Sentí aquella mano en que toco mi hombro y luego mi cintura.

-Me gustaría tener un hijo –dijo.

Lo mire y me eche en sus brazos nuevamente. Mi vida cambiaria a partir de este momento, yo no sería la misma por el motivo de que un nuevo ser crece dentro de mí. No se cómo será en el futuro, no sé si yo tenga futuro. Estaba feliz porque Justin había aceptado todo y tenía temor a que no lo hiciera. Tenía un gran aprecio hacia él, lo amaba con todo mi ser, él era mi vida entera… Él era mi vida.

Capítulo 6: 




-Baltazar…Baltazar me duele –repetí.

Aquel dolor en mi estómago era suficiente para al menos poder desmayarme. Benjamín seguía en el internado, pero cada vez que lo veía me desviaba y simplemente no lo miraba a los ojos. Eso es lo que a él le gustaba que lo miraran a los ojos para poder hacerle la vida imposible a alguien. Baltazar y yo caminamos unos metros más hasta que llegamos a la enfermería. Ahí se encontraba un chico en una camilla. La enfermera vino hacia mí y hacia Baltazar, ambos me ayudaran a ponerme igualmente en una camilla.

-¿Qué le pasa? –pregunto la enfermera preguntándole a Baltazar.
-Se queja de dolor de estómago –dijo.

La enfermera se dirigió hacia unas pequeñas cajas y saco una tableta de pastillas.

-1 de estas cada 8 horas –dijo.

Baltazar asintió con la cabeza y me tomo de la mano. Salimos de la enfermería y fuimos hacia mi habitación. Patrice no se encontraba en ella, típico de patrice. Baltazar me puso delicadamente en la cama para luego sentarse el con migo. Saco una de aquellas pastillas de la caja, tomo un agua de un pequeño refrigerador que teníamos en la habitación y me las dios.

-Tómatelas –dijo.

Tome aquella pastilla y la dirigí a mi boca. Tome un poco de agua y la trague. Hice unas cuantas muecas, no me gustaba tomar pastillas pero esta vez me dolía mucho el estómago. Me recosté en la cama y Baltazar tomo mi mano.

-Me gusta estar con tigo –dijo- Tú… Tú crees la oportunidad de que estemos juntos de nuevo, como lo estábamos antes ¿No lo recuerdas? Éramos felices

¿Estar juntos? No quería mentirle, al único hombre que esperaba en este momento era a Justin. Era el único que me hacía falta en estos momentos. Baltazar era bueno con migo, muy bueno. Era uno de los mejores amigos que había conocido en toda mi vida o más bien, era él mejor amigo que podía tener.

-Baltazar es que… -interrumpió.

Tomo las muñecas de mis ambas manos y las apretó hacia la cama.

-Balt…Baltazar ¿Qué haces? –Pregunte- Suéltame, me lastimas
-Ya me canse de esperar y rogarte –dijo.

Apretó más mis manos. Intente zafarme pero era más que obvio que él era más fuerte que yo. Se inclinó hacia mí y nos unimos en un beso que tenía emociones pero no tantas. No tantas como yo esperaba, era lindo. Yo lo quería pero solo como un amigo. Se me hacía desagradable el besarlo, se me hacía un beso como había dicho, lindo pero seco a la vez. Sin amor alguno que ambos pudiéramos compartir. Después de unos segundos soltó mis manos, el seguía besándome.

Ahora que tenía mis manos sueltas tuve la oportunidad de zafarme de él. Lo empuje hacia atrás no con tanta fuerza, una vez que estuviera a unos centímetros de mí, mi mano golpeo su mejilla causando que esta se pusiera roja. Baltazar cubrió su mejilla con su mano y me miro a los ojos con una mirada de arrepentimiento y tristeza.

-¿Por qué lo hiciste? ¡Por qué rayos lo hiciste! –Pregunte, lo empuje más hacia atrás- Se supone que somos amigos –dije por fin.

Baltazar miro cada parte de la habitación. Se veía desconcentrado y se veía mal. Sacudió su pelo y hablo.

-____, yo… yo no sé cómo decírtelo más, te lo he dicho millones de veces, te amo. Quiero que seas mi novia, quiero que pienses en mí y que no pienses en Justin –dijo.
-¡Pero yo no Baltazar! ¡Entiéndelo! No me gustas, te quiero como amigo… Eso es todo, a la única persona que amo es a Justin ¡Entiéndelo! –grite.
-No importa –dijo- Te esperare y te seguiré rogando… hasta mañana

Tomo mi mano y dio un beso en ella. ¿Qué pretendía con eso? Baltazar salió de la habitación para cuando exactamente patrice venia entrando y le lanzo una mirada picarona. Baltazar la ignoro y siguió su camino. Patrice entro, quito sus zapatos y se sentó en su cama.

-¿Qué hacía Baltazar aquí? –pregunto.
-Nada… Vino a darme unas pastillas que tenía que tomar –dije.
-¿Ahora que tienes? –Pregunto- ¿Te estas volviendo loca? La habitación parece un hospital lleno de pastillas
-¡Que graciosa eh! –dije irónica.
-¿Qué hacía Baltazar aquí? –Pregunto- Es todo un… Un galán –dijo patrice mordiendo su labio.
-Claro patrice, ya te dije… Vino a darme una pastilla –dije.
-Los he visto muy juntos estos días, ustedes ¿Son algo? –pregunto.
-No –dije- Es solo mi amigo
-De acuerdo, más para mí –dijo.

Asentí con la cabeza y me deje caer nuevamente a la cama. El estómago aun me dolía, quería gritar pero no lo haría. Era un dolor como si me estuvieran apuñalando en él. Quede dormida, solo quería soñar en Justin. Era el único lugar donde podía verlo, podía sentirlo y podía besarlo.

Desperté a la mañana siguiente, el dolor de estómago se había quitado. Mire a mi alrededor, mire para afuera de la ventana y el día era perfecto. Un poco nublado, aire por doquier y las copas de los árboles se movían hacia todas direcciones. Era sábado por la mañana, un día totalmente perfecto. Patrice seguía dormida, me levante sin hacer ruido alguno, me cambie de ropa y me solté el cabello. Me puse unos tenis y Salí de la habitación. Por los pasillos no había absolutamente nadie, simplemente yo. Camine hacia la salida del internado, Salí al gran patio y me adentre en el bosque inmenso y obscuro repleto de árboles y hojas de árbol en el piso.

Camine, camine, era lo único que hacía. Pasaron horas y lo seguía haciendo. Mire mi reloj y daban las 3:45 pm. No había desayunado y no había comido y aun así no tenía hambre.

-Bridget –dijo.

Mire detrás mío, y ahí se encontraba el. Se encontraba el hombre de mis sueños y de mi vida. Se encontraba el hombre que había esperado por días enteros para que viniera. Tenía que controlarme, me voltee lentamente y di unos cuantos pasos hacia él. Quede al menos 1 metro de distancia de aquella persona que me hizo feliz.

-Justin –suspire.

Unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos. Las seco y sacudió su cara con sus ambas manos.

-Perdo…Perdóname –dijo.
-¿Perdonarte? –Pregunte- Justin… Me dejaste sola
-No sabía que pasaba por mi mente –dijo- No quería tener problemas
-¿Problemas de qué tipo? –pregunte.

Unas lágrimas resbalaron por mis mejillas y llegaron a mi boca. Una logro entrar y pude sentirla, pude probarla, sabia a sal. No sabía qué hacer en este momento, no sabía si ignorarlo y dejarlo ir como él quería. No sabía si terminar de llegar hacia él, besarlo y acariciarlo. Sentir su piel al igual que sus labios cálidos.
 
narrador Omnisciente:
La incrédula _____ imaginaba un mundo dentro de su cabeza. Nunca le había pasado algo parecido, era la primera vez que todo era tan real. Ella nunca había muerto, ella aún se encontraba en el internado neverhood donde había conocido al hombre de sus sueños. Donde había pasado las cosas más horripilantes de su vida y donde había pasado cosas inolvidables con distintos hombres. La historia continua, una historia llena de fantasía, dolor y tristeza. Samantha, su futura hija aun no nacía o más bien no sabía si nacería. Ella no estaba lista para tener una hija a su temprana edad de 16 años. No estaba lista para dejar su vida pero… Ella no quería convertirse como era su madre haciendo que hiciera cosas peores. 

Narra _____:

Había quedado dormida con Baltazar en aquella habitación. Todos aquellos recuerdos e imágenes que ni yo misma podía aclarar abundaban en mi mente. No entendía como es que mi cerebro pude crear recuerdos tan importantes que me atormentaran aún más. Estábamos en aquella habitación en la enfermería del internado. Aun sentía en mi estómago aquellos cuchillazos que me había dado benjamín. Me dolían y habían comenzado a sangrar nuevamente. Sin importarme me levante cuidadosamente de la camilla, hice algunos gestos de dolor pues en verdad me dolía mucho. Por un momento me detuve ¿Cómo podía estar embarazada si benjamín me había acuchillado en el estómago? Él bebe hubiera muerto instantáneamente. 

-¿_____? –La voz de Baltazar sonó por la habitación- ¿Qué haces? ¡No puedes pararte! 
-Baltazar yo… -Caí al suelo- Baltazar me duele mucho el estómago, ayúdame

Cerré mis ojos unos segundos y cuando los abrí, vi a Baltazar tomándome por los brazos y llevándome hacia la camilla nuevamente. Una vez estando en ella me sentí realmente incomoda, no quería estar en este lugar. Solo quería estar en los brazos de Justin, besándome con él. Haciendo todo con él. Miles de recuerdos vinieron a mi mente, pero los sobrepase e intente no recordarlos. 

-___, estas sangrando de nuevo –Baltazar levanto mi blusa y luego negó con la cabeza- Tengo que hablar con la enfermera ¡No te muevas! Ahora regreso –dijo.

Salió de la habitación casi corriendo. Yo no había visto nada aun, me levante con un poco de esfuerzo en el abdomen, al ver este vi que habían cocido algunas aberturas pero estas estaban abiertas de nuevo. Pude notar que aun salía mucha más sangre, me dolía. Me dolía mucho. Cerraba mis ojos tratando de suprimir las lágrimas que salían de ellos. Después de unos segundos deje de sentir dolor alguno, unos cuantos mareos vinieron a mí provocando que mi vista se volviera un poco negra y como si hubiera dado miles de vueltas.

Varios minutos después la vista volvió a aparecer. Baltazar se encontraba tomando de mis brazos y a mi otro lado pude ver a la enfermera con una inyección en la mano. La acerco hacia mí y hablo.

-No te dolerá nada –susurro.

Aquella aguja fue entrando en mi piel, me dolía pero… Nuevamente aquella imagen negra vino a mí y quede profundamente sedada. 
‘Aquellas copas de los árboles se movían de un lado hacia otro. El cielo nocturno y gris no dejaba ver absolutamente nada. El aire que en verdad era fuerte podía arrasar todo lo que se le pusiera en frente. Salí de casa decidida a que lo encontraría, no me importaba si moría solo lo tenía que encontrar y tenerlo una buena vez en mis brazos. El aire estaba a punto de tirarme hacia atrás pero fui más fuerte, corrí hacia debajo de un árbol. Este se movía como un papel en un tornado. Era mi fin’

-Despertaste –sonrió Baltazar.
-¿Cuánto llevo dormida? –pregunte.
-Una hora tal vez, se te abrió lo que te habían cocido –dijo- pero ahora estas bien ¿Tienes hambre?
-No, no tengo hambre –dije- Quiero a Justin ¿Dónde está? –pregunte.
-Bueno ____, yo no sé dónde está el –dijo- Pero aquí estoy yo con tigo 
-Solo… Quiero ver a Justin –dije.

Los días iban pasando, había salido de la enfermería para ya tomar mis clases normales. Baltazar no se separaba de mí, él era un buen amigo y nada más. Extrañaba a Justin con todo mi ser, solo quería verlo y el simplemente no estaba por ningún lugar. Había llamado a su teléfono celular pero él no contestaba. Aún conservaba aquella carta, aquella carta en donde decía que no quería estar más con migo por motivos de seguridad para su familia. 

-Baltazar…-susurre, ambos nos encontrábamos en el patio delantero pues era un sábado por la mañana- Me duele el estomago
-¿Quieres ir a la enfermería? –pregunto parándonos ambos del piso.
-Si, en verdad me duele –dije.

Me ayudo a caminar hasta la enfermería. El estómago me dolía y aquel dolor había comenzado a recorrer hasta mi pecho. Me sentía debilitado pero a la vez me sentía normal. 
El sol tan cálido como siempre había aparecido.
 El internado estaba alejado de la ciudad causando que aquí hiciera un poco más de calor. Vi la habitación, Liam no se encontraba. 
Tome mis maletas que estaban en el rincón de la habitación y saque un poco de ropa. Revise el baño, al igual no había nadie solo una toalla tirada en el suelo y este estaba un poco húmedo. 
¿Cómo iba a tener un compañero de habitación desordenado? Regrese a la habitación y cerré la puerta con seguro. Quería asegurarme de que nadie entrara mientras yo me bañaba y cambiaba.
 Quite mi ropa, tome mi toalla y me enrede en ella. Me dirigí hacia la regadera, una vez estando en ella pude sentir el agua recorriendo por cada centímetro de mi cuerpo. Esta estaba fría cosa que me gustaba.
 Unos minutos después termine y Salí de la regadera. Me dirigí nuevamente hacia el cuarto y busque en mis maletas. Saque instantáneamente un pantalón negro entubado, una blusa blanca que tenía los hombros descubiertos y unos converse negros. Aun no tenía mi personalidad no muy definida y probaba todo tipo de ropa. Arregle mi cabello y me maquille un poco. 
No mucho, no acostumbraba a hacerlo. Salí de la habitación en busca de encontrar el comedor. Mire mi reloj y daban exactamente las 7:00 am. Baje algunas escaleras y pasaron algunos minutos y ¿Me había perdido? Me dirigí hacia la primera persona que vi en aquel pasillo inmenso. 

-Hola disculpa, ¿Me podrías decir dónde está el comedor? Creo que estoy perdida –dije.

Aquella persona volteo, era un chico. Era guapo pero no tanto como Liam. ¿Cómo podría describirlo? No tan alto, pelo negro, un poco fornido no tanto pero lo era. Tenía puesto un pantalón azul, camisa negra y converse negros. Casi mi estilo no definido. Su nariz era algo afilado, tenía unos ojos ¿Hermosos? ¡Perfectos! Un café claro impresionante. 


-Claro –dijo- ¿Eres nueva cierto? Los nuevos siempre se pierden 
-Ha si –aclare- Soy Samantha pero me dicen Sam –dije.
-George, mucho gusto –dijo- ¿Vamos? Podría llevarte al comedor
-Si no sería mucha molestia –dije- Nunca había visto un lugar tan grande
-Es cuestión de acostumbrarte –dijo- En una semana conocerás el lugar, supongo que ya te dieron el recorrido 
-emm no… aun no –dije.
-¿Aun no? Wow bueno, es hora de que te lo den ¿Quisieras que te de el recorrido? Tardaremos un buen rato –dijo.
-Bueno si pero, después de comer ¿Qué dices? –pregunte.
-De acuerdo –rio.

Caminamos infinidad de pasillos, hasta que llegamos a la primera planta. Bajamos demasiadas escaleras y había llegado algo cansada. Al llegar al comedor vi a lo lejos a Liam que se encontraba con unas cuantas chicas, no sentí nada y seguí caminando con George que era una buena persona. Nos sentamos en una mesa vacía y enseguida él se paró de su silla.

-¿Quieres que te traiga la comida? –pregunto.
-Si quieres yo puedo –interrumpió.
-No te preocupes, yo voy –dijo.

Salió disparado hacia una gran barra donde había chicas y chicos haciendo fila con una bandeja en la mano. Quede observando el lugar como una gran estúpida, era gigantesco. Había muchas chicos guapos como chicos no tan guapos. La mayoría de las mujeres eran lindas y otras no tanto. Este lugar estaba equilibrado. Sentí una mano en mi hombro, mire instantáneamente y ahí estaba Liam que se sentaba a mi lado.

-Despertaste –dijo- Parecías muy dormida 
-Si no hubiera despertado no estuviera aquí –reí.
-Hazte la graciosa –dijo- ¿Qué harás terminando de comer? –pregunto.
-Conocí a George, me dará el recorrido por el internado –dije.
-Ha George bueno… Nos vemos después, adiós –dijo.

Se fue hacia donde estaba hace unos instantes con unas chicas que eran realmente preciosas. Unos minutos después llego George con dos bandejas en la mano, no traían comida muy apetitosa pero la verdad es que moría de hambre. Él se sentó a mi lado y me dio una de aquellas bandejas que contenían un poco de huevo y jamón. Ambos comenzamos a comer mientras platicábamos, él era un buen chico nada a comparación de Liam. George era atento, divertido y muy respetuoso algo que estaba a punto de extinguirse entre los hombres.

-¿Quién es tu compañera de habitación? –pregunto.
-Oh bueno, es compañero –dije.
-¿Compañero? –Abrió sus ojos, pareció haberse sorprendido- Te toco la habitación mixta ¿Quién es él? –pregunto.
-Liam –dije haciendo una mueca.
-Ha ¿Liam? –Pregunto- No lo conozco muy bien, hemos platicado unas veces 
-Ayer por la noche… Me miro muy feo –dije- Me sentí realmente incomoda
-Si quieres podríamos hablar con la señorita Collins para que te asigne otra habitación, me imagino que debe ser incomodo –dijo.
-Lo es –dije- Pero bueno, más adelante

Pasaron algunos minutos cuando ambos terminamos de comer. Nos paramos y dejamos la basura en un basurero.

-¿Estas lista para el recorrido? –pregunto.
-Bueno, sí pero si tienes otras cosas que hacer podría darlo yo sola –dije.
-No es necesario, el resto del día lo tengo libre –dijo- Aparte sirve que nos conocemos mejor
-Tienes razón –dije- ¿Vamos? –pregunte.

Comenzamos a caminar por demasiados pasillos grandes. Me mostro su habitación, me mostro donde estaban los baños si no estábamos en nuestra habitación. Luego fuimos al jardín, donde era completamente hermoso y gigantesco. A lado del internado había un bosque, me llamo mucho la atención y quería verlo ya que nunca había visto un bosque. 

-George ¿Nos dejan ir al bosque? –pregunte.
-Bueno en realidad –suspiro- No nos dejan, pero podríamos escapar ¿Qué dices? Es largo y tal vez regresemos en la noche 
-Me encanta la idea –dije.

capitulo 3







Narra Samantha:





Despedí a mis padres y tome las maletas que estaban afuera de la oficina de la directora Collins. Estaba realmente feliz el haber logrado entrar en este lugar donde había yacido la historia romántica de mi padre Justin y de mi madre ____. Entre nuevamente a la oficina de la directora.

-Ha… disculpe directora ¿Cuál será mi habitación? –pregunte.
-325 –dijo ella mirando unos papeles- En este mismo piso
-Gracias –dije.

Salí y cerré la puerta. Camine por aquel largo pasillo hasta que llegue a la habitación 325. Abrí delicadamente la puerta, no había nadie. Simplemente dos camas vacías bien tendidas y también unas cuantas maletas más. Tal vez mi compañera de habitación había salido a conocer el internado. Deje mis maletas en una esquina de la habitación y me deje caer en la cama. El viaje de casa a aquí había sido realmente largo y agotador. Cerré mis ojos deseando que todo el cansancio se quitara y acomodar mi ropa. La habitación no era tan grande pero bastaba para dos personas. Pude observar que la perilla de la puerta se movió. Unos segundos después ¿un chico había entrado?

-Veo que tengo compañera nueva –dijo cerrando la puerta y dejándose caer en su cama- ¿Cómo te llamas? –pregunte.
-Samantha –dije algo tímida- ¿Tú serás mi compañero de habitación? –pregunte.
-Eso creo –dijo el- Liam… Mucho gusto –se presentó.
-Esto será… algo incómodo –dije- Compartir habitación con un hombre creo que no es correcto
-¿Incomodo? ¿Me veo como alguien malo? –pregunto.

Debía decir que sí. Negué con la cabeza y lo observe. Era alto, fornido y tenía un buen cuerpo. Su piel era algo morena, no tanto pero lo era. En sus manos podía ver sus venas resaltas, su pelo era negro y liso. Le caía un poco por la frente y estaba cortado de una manera muy buena. En su oreja izquierda tenía un arete negro. ¿Un súper modelo? ¿Tenía a un modelo en mi habitación? Su estilo de vestir era realmente exquisito, tenía puesto un jeans obscuro pegado y una chamarra negra. Unas botas negras y en fin… Una buena vestimenta.

-¿Cuánto llevas aquí? –pregunte.
-Recién llegue hoy –dijo- Fui a ver los campos del internado
-Ha genial –dije.
-¿Cuántos años tienes? –pregunto.
-15 ¿tu? –pregunte.
-17… Un poco mayor –dijo.

Continuamos hablando un buen rato. Era agradable y apuesto, muy apuesto. Me contó que había estado en el reformatorio un año atrás y eso me hacía sentir un poco más incómoda. No quiso decirme el motivo causando que me diera un poco de miedo. El día paso volando para mí, llego la noche después de unas cuantas horas. Liam salió de la habitación en busca de un poco de comida para ambos. Me cambie rápido de ropa y me puse mi pijama. No quería verme provocadora ni mucho más, pero solo había traído un par de mini shorts y nunca imagine que compartiría habitación con un hombre.

-Llegue –dijo entrando a la habitación.
-¿Qué trajiste? –pregunte.

Me miro, aquellos ojos poco verdes me causaron temor. La piel se me puso china al tan solo ver que me miraba de arriba hacia abajo. Hizo una cara de satisfacción y luego sonrió. Cubrí mis piernas pero no fue suficiente así que me metí en la cama y me puso un manta encima.

-¿Qué trajiste? –pregunte de nuevo.
-Pizza –dijo el sentándose en su cama- Toma

Me dio un plato desechable con una rebanada de pizza. La tome y la dirigí a mi boca. La verdad es que moría de hambre, la termine al menos 1 minuto después y me recosté en la cama. Cerré mis ojos y pude sentir unas brisa fresca entrar por la ventana.

CAPITULO 2 2° TEMPORADA

Capítulo 2:



-Mama, entonces… ¿Me dejaras ir? –pregunto.

El entusiasmo se oía en la voz de samantha ¿Cómo decirle que no? Asentí con la cabeza, ella grito y nos abrazó a Baltazar y a mí. Nos dio unos cuantos besos y luego paro hasta quedarse completamente tranquila.

-¿Cuándo empiezan las clases? –pregunte tomando la hoja y mirándola.
-En 2 días –dijo ella- ¿Crees que tengamos tiempo para empacar todo? –pregunte.
-Si empezamos desde ahora si –dijo Baltazar dando un sorbo a su café.
-Gracias papa –dijo samantha abrazando a Baltazar.
-De nada hija y bueno… Anda, ve a tu habitación a arreglar tus cosas. Más tarde yo te ayudo con las maletas –dijo Baltazar.
-Claro papa y… Gracias –nos dijo a ambos.

Ella se fue corriendo y subió las escaleras. Mientras tanto entre Baltazar y yo nos dimos unos cuantos besos y nos sentamos para poder desayunar tranquilos.

-¿Estas segura que quieres que sam valla? –pregunto Baltazar tomando mi mano y apretándola.
-De estar segura no lo estoy pero… Creo que deberíamos darle una oportunidad y si las cosas salen mal debemos traerla de vuelta –dije.
-Bueno… te amo –dijo.

Me sorprendía que Baltazar siguiera diciéndome esa palabra después de tanto tiempo. Le había tomado un gran cariño a él. Siempre me apoyo en mis momentos de angustia o tristeza. Baltazar es un buen hombre y también lo amo. Extrañaba a Justin, lo extrañaba con todo mí ser. Si tuviera una sola oportunidad de verlo, abrazarlo y besarlo sería la mujer más feliz del mundo pero… ¿Dónde encontrarlo? ¿y si se cambió de país?

-Yo también te amo –dije.

El dio unos sorbos más a su café y se paró de la mesa. Se estiro un poco y soltó de mi mano. Baltazar se había puesto muy guapo, como había mencionado… Ambos éramos jóvenes aun, no tanto pero lo éramos. Baltazar tiene 31 y yo 30. Tal vez la edad perfecta…

-Iré a ayudar a sam –dijo- Te amo…
-Claro –dije- También te… amo.

Él se retiró del comedor y aquí quede yo. Sola, sola esperando a que el hombre de mi vida aparezca nuevamente y quedar juntos eternamente. Quede sola esperando al que creí mi amor, al que creí mi vida entera. Los sentimientos aun me abundaban, yo amaba a Justin ¡Lo amaba con todo el corazón y no sabía qué hacer para encontrarlo! Ahora tengo responsabilidades y simplemente tengo que cumplirás. Unas cuantas lagrimas se derramaron pero las quite en un instante, termine mi café y me dirigí hacia la habitación de Sam. Pude observar a Baltazar y samantha hablando juntos, riéndose y en fin… Una familia perfecta excepto el que Baltazar no era el padre biológico de samantha.
Me recargue en el marco de la puerta, algunas risas se me escapaban por las boberías que decía samantha. Ella es una hermosa chica y lo que menos quisiera en estos momentos es que algo le pasara.
-Ven a ayudarnos mama –dijo sam dirigiéndose hacia mí y tomando de mi muñeca.
-Tienes demasiada ropa y no tenemos tantas maletas ¿Crees que toda quepa? –pregunte.
-Eso creo… ahí usan uniformes ¿cierto? –pregunto.
-Bueno si… Todos los días y la ropa solo es para después de clases y los fines de semana –dije.

Las horas fueron transcurriendo al igual que los días. Samantha estaba más que entusiasmada y feliz por ir al internado. Cada mañana despertaba con una sonrisa realmente grande. Después de dos largos días llego el momento, llego el momento de dejar a samantha a conocer de todo sobre nosotros. No dudaba que algún día se daría cuenta, pero mientras más tarde mejor.

-Mama… Papa ¿me veo bien? ¿Seguros? –pregunto sam.
-Te vez hermosa –dijo Baltazar.
-Te vez sexy –dije guiñando mi ojo.

Los tres nos encontrábamos fuera del internado en el auto. Vi el lugar, todo era exactamente igual como lo recordaba. Muchos recuerdos vinieron a mi mente pero trate de esquivarlos. Los tres decidimos salir del auto e ir con la directora para saber si realmente habían aceptado a samantha.

Caminamos unos cuantos pasillos hasta que llegamos a la oficina principal, todo era tan… tan igual ¡Todo era igual! Yo toque la puerta de la oficina hasta que segundos después una voz conocida y vieja dijo la palabra ‘pasen’ Los tres entramos y nos sentamos en unas sillas que estaban enfrente del escritorio. Hay se encontraba esa mujer, una mujer ya vieja con pelo corto y canoso. Tenía unos lentes y era delgada.

-Directora Collins, mucho gusto –dijo dándonos la mano a mí y Baltazar.

Baltazar me miro y yo lo mire ¿Aún estaba ella en este mismo puesto? ¡Le haría la vida imposible a samantha si supiera que éramos Baltazar y yo! Baltazar hizo una cara que quiso decir que no dijéramos nada de que nosotros habíamos estado aquí.

-Mucho gusto –dije tomando y saludándola- Venimos a comprobar que aceptaron a mi hija aquí
-¿Apellidos? –pregunto volteándose y buscando entre unas cajas.
-Farrow –dije.

Revolcó unas cuantas hojas hasta que saco un folder que estaba repleto de hojas y era gigantesco.

-¿Samantha Farrow? –pregunto la directora.
-Si soy yo –dijo sam.

La directora leyó unas cuantas hojas y al parecer se quedó un poco sorprendida.

-Bueno si… Ella fue aceptada y por cierto tiene excelentes calificaciones… Dieces limpios, nos vendrá muy bien a la escuela –dijo.
-Perfecto bueno… Muchas gracias directora Collins –dije.

Los tres nos paramos de las sillas y salimos al pasillo. Baltazar y yo dimos un fuerte abrazo a samantha y le dimos varios besos. Después de una larga despedida era la hora. Le di un último beso a mi hija y Salí de aquel internado en donde fue la pesadilla más horrible de toda la historia, fue donde conocí a benjamín y sufrí.

CAPITULO # 1 2° TEMPORADA


Capítulo 1.

¿Yo? ¿Qué significa mi vida? ¿Aún sigo viva? ¿El sigue vivo? Podía estar en su mundo, pero el simplemente no me veía o no sabía su tenía que reencarnar en alguien para estar juntos otra vez, no sabía si él estaba muerto ¡No sabía si Justin estaba muerto! No tenía sentimiento, yo había muerto por ese maldito de benjamín o más bien... Justin me mato, pero yo sé que no fue su culpa, el solo quería salvarme y que viviéramos juntos por siempre.
Estaba embarazada e iba a tener una hija, una pequeña a la cual iba a amar con todo mi corazón y sobre todo la iba a cuidar hasta que la muerte se presentara, pero lamentablemente se presentó antes de tiempo. Eh estado pensando las cosas y tan solo quisiera volver a la vida para poder ver a benjamín... Ver a benjamín sufrir ¡Hacerlo sufrir! Él lo hizo con migo, me hizo la mujer más miserable de todo este mundo, quiero verlo hacer miserable a otra mujer más... ¿Reencarnarme en alguien más? ¿Cómo? ¿Eso es posible? Tal vez... Suena algo ficticio y de fantasía pero aunque no lo crees es verdad...

-¿Cómo podre reencarnarme? -me preguntaba a mí misma.

Cerré mis ojos fuertemente ¿Podía hacer esto? ¿Solo era un sueño? Cuando los abrí me encontraba en aquella sala del internado, estaba recostada en una cama... Baltazar se encontraba a mi lado, él tomaba de mi mano y tarareaba una canción que él me había hecho cuando éramos novios. Sentí una felicidad enorme en mi pecho ¡Estaba viva! y mas quien ¡Justin estaba vivo! ¿Yo no había muerto? ¿Había sido un simple sueño?

-Baltazar -susurre- Estoy viva

Baltazar me miro, una sonrisa se ilumino en su rostro, soltó mi mano y me abrazo. No podía evitar estar contenta ¡Yo jamás había muerto! Toque mi estómago...

-Baltazar... yo... Estoy embrazada -dije.

Su cara cambio, pero jamás dejo de abrazarme y de darme pequeños besos delicados en la mejilla dejándome un poco de su baba en ella.

-No importa -dijo- Eso es una gran bendición, te amare eternamente ¿Me entiendes? Eternamente...

En ese momento beso mi mejilla como jamás lo había hecho. La puerta se abrió y vi a la enfermera que tenía en su mano unas cuantas hojas. Me miro y comenzó a hablar sobre cosas de medicina, la medicina era un idioma completamente raro para mí ya que no entendía completamente nada. Baltazar apretaba de mi mano mientras escuchaba atento lo que decía la enfermera ¿Dónde estaba Justin? ¿Dónde estaba el para qué enfrentáramos la noticia juntos? Baltazar parecía mi novio, el parecía mi pareja… Parecía que a él le importaba más mi hija que ha Justin.

-Bueno ____, felicidades… Estas embarazada –dijo la enfermera esforzando una sonrisa- Sonara algo loco, pero el internado ya no te aceptara más aquí… Es una de las reglas.
-¿Qué? ¿De las reglas? –Pregunte- ¡Eso no viene en el manual!
-Es más que obvio ______, no puede haber chicas embarazadas aquí… -dijo.

La enfermera dejo los papeles arriba de mis pies y hablo.

-Tendré que decirle a la srita. Collins para que les diga a tus padres esto –dijo.

Ella comenzó a caminar, Baltazar se separó de mí y tomo la muñeca de aquella chica. Ella lo miro a los ojos y luego lamio sus labios ¿Qué pretendía con eso?

-No digas nada –dijo Baltazar- ¿Qué es lo que quieres? ¡Te lo daré!
-No quiero dinero –dijo la chica.
-¿Qué es lo que quieres? –pregunto Baltazar.

La enfermera que no era tan grande que nosotros, tal vez dos años mayor se acercó hacia el oído de Baltazar, tan solo le susurro algo y se fue de la habitación. Baltazar sonrió y se dirigió hacia mí, se sentó nuevamente a mi lado. Me sentía protegida ¿pero dónde estaba Justin? ¿Dónde estaba Benjamín en este momento? Justin era un cobarde ¿Qué pretendía al pedirme que me casara con él y luego huir? ¿Se supone que eso hacen las mujeres no?

-Todo estará bien _____ ¿entiendes? Todo estará bien –dijo Baltazar.
-Baltazar… tú sabes, ¿Dónde está Justin? –Pregunte- Él es el padre y simplemente desapareció
-Es un cobarde –dijo- Aun no entiendo por qué sigues con él, pero si no aparece yo me hare cargo de ese bebe
-No Baltazar –dije- No aceptare que hagas eso
-¿Cuidar al bebe? _____, estas sola… Necesitas apoyo –dijo.
-Pero no quiero que te compliques… Termina tus estudios… Yo no creo terminarlos –dije- Mi vida simplemente se arruino
-No digas eso –dijo Baltazar.

La luz de la luna fue apareciendo en aquel escalofriante día, fue apareciendo cuando creí que yo y todos mi seres queridos habían muerto. No quiero estar en esta vida, no quiero sufrir nuevamente y lo que menos quiero es que mi hija sufra. No sé qué pasara con Justin ¿El aún me ama? Millones de preguntas sobre el abundan mi mente pero sobretodo nada puede resolverlas.

15 años después.-

Nos encontrábamos en una casa no tan grande, yo había salido del internado… Después de varios meses la directora Collins se dio cuenta que yo estaba embarazada y simplemente me corrió. Mis padres no hicieron absolutamente nada, mi madre había muerto al igual que mi padre… Ellos ya eran viejos, bueno a decir verdad no eran muy viejos tenían una edad genial pero murieron por causas naturales. Nada de eso me afectaba, aún recuerdo aquella tarde en que mi madre me grito diciéndome que no me quería y que arruine su vida ¡Todo había cambiado! Mi hija nació, tiene 15 años y es en verdad hermosa… Se parece a Justin demasiado y es difícil decir que es mi hija ya que casi parecemos hermanas.

-Mama –dijo Samantha, mi hija- ¿Cuándo regresara papa? –Pregunto- Quisiera conocerlo
-Hija… ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Tu padre no vendrá –dije- Nos abandonó ¿sí?
-No hables así de el –dijo Samantha- Quiero ir a aquel internado en el que estudiaron juntos… Quiero estar en aquel ambiente en el que se enamoraron
-Tal vez más adelante Sam ¿sí? –pregunte.

Aquel hombre que creí que era mi nuevo amor bajo por las escaleras. Aun no me sentía muy confiable a su lado, simplemente temía que algo malo fuera a pasar. El tomo de mi nuca y me beso, éramos jóvenes y no se veía tan mal como creíamos. El bajo su mano hacia mi cadera y me levanto por el aire.

-Buenos días Baltazar –dije- ¿Cómo amaneciste? –pregunte.
-Bien –dijo-¿y tu mi dulzura? –pregunto.
-Bien –dije.

Mis pies tocaron nuevamente el piso, Samantha grito y vino corriendo hacia nosotros. Traía una especie de papel en su mano, era más bien como un sobre sellado con una estampilla que se me hacía más que reconocida. Samantha la abrió en frente de Baltazar y de mí y comenzó a leerla. Después de unos segundos de leerla se formó una sonrisa en su rostro y nos abrazó a ambos.

-¡Mama! ¡Papa! ¡Me aceptaron! –grito.
-¿En dónde? –preguntamos ambos.
-¡En el internado! ¿En dónde más? –pregunto.

Su cara de felicidad se había colocado en su rostro. En tanto a Baltazar y a mí nos preocupamos de más ¿El internado? Ella no nos había avisado nada de que se había suscrito a él. Sin darme cuenta unas lágrimas salieron de mis ojos pero las quite antes de que ambos la notaran.

-Sam, Samantha ¿Te inscribiste al internado? No nos dijiste nada a nosotros… te dije que tal vez te meteríamos pero cuando fueras más grande –dije.
-Mama, papa… Sé que no les dije nada pero solo deseaba ir a aquel internado… quiero saber dónde se conocieron, quiero saber su historia –dijo.

En ese momento mi corazón quiso pararse pero no lo hizo. Estaba preocupada por ella, estaba preocupada por el pensamiento que tenía al querer conocer mi historia, pero fuera lo que fuera nunca la conocería… Tal vez debería permitir que fuese a aquel internado, después de todo benjamín ya es grande y no creo que quiera meterse con niñas más pequeñas.